martes, 30 de septiembre de 2008

APOSTATAR, UNA NEGOCIACIÓN PERSONAL

Hace mucho tiempo que se iniciaron movimientos para poder apostatar, principalmente gente que quería que los datos existentes sobre ellos estuvieran acorde a sus verdaderas creencias y pensamientos. Aquí lo normal es que casi todo el mundo estemos bautizados, ya que durante muchos años tampoco es que se pudiera elegir.

Estos datos del bautismo es lo que a la Iglesia le sirve para contabilizar los creyentes que hay. Y con estos datos se ha sentado a negociar durante años sus parcelas de poder y ha negociado las compensaciones económicas que ha ido recibiendo por encima de lo que se recaudaba con las aportaciones personales en la declaración de la renta de cada uno.

Ha habido gente que sus convicciones eran muy diferentes desde siempre a los dogmas de la fe católica, otros hemos llevado una evolución desde dentro hacia fuera, sin embargo seguimos contando a todos los efectos como católicos. Da igual que hace años que no vayamos a una celebración eucarística.

Hoy, la esperanza de que amparados en la Ley de Protección de Datos (LPD) se pudiera conseguir que la Iglesia eliminara de sus archivos de bautismo a quien no quiere estar, ha desaparecido.

El Tribunal Supremo ha fallado que al no tratarse de un archivo informático no hay riesgo de intervención sobre nuestros datos y por lo tanto no están los libros de bautismo dentro de los supuestos ante los que la LPD nos puede amparar.

Vuelve a quedar por tanto en una lucha personal de cada uno con su parroquia u obispado, algo que ya se había demostrado inútil porque la Iglesia se ha amparado en que los libros de Bautismo no pueden modificarse ni borrarse los datos.

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