Ayer en Pinto tuvo lugar el cambio de alcalde en base a una moción de censura que ha triunfado gracias al apoyo del concejal de un partido independiente que hasta ayer apoyaba a la alcaldesa del Partido Popular, Miriam Rabaneda.
El problema es que ese concejal concurrió a las elecciones, por lo que he podido leer, con un programa electoral que ahora va a cambiar para dar su apoyo al nuevo alcalde del PSOE, Juan José Martín.
Si esto es así, los socialistas de Pinto, y por extensión los socialistas madrileños, ya que se contaba con la presencia y por tanto con el apoyo del Secretario General de Madrid, Tomás Gomez, no deberían haber aceptado este juego que en apariencia tiene visos poco claros.
No podemos haber estado lamentando las consecuencias del Tamayazo en las elecciones regionales madrileñas, que dio el gobierno a Esperanza Aguirre cuando Rafael Simancas, con el apoyo de Izquierda Unida tenía la mayoría absoluta, y ahora, utilizar el voto de lo más parecido a un transfuga para desbancar de la alcaldía a la lista más votada en la localidad.
Este mismo año, en Loeches, municipio madrileño también, aunque de menor importancia, se consumó también una moción de censura al alcalde del Partido Popular, Antonio Notario, que gobernaba en minoría debido a que PSOE e IU no habían sido capces de alcanzar un acuerdo de gobierno.
No puede ser que no habiendo alcanzado un consenso de políticas comunes para gobernar, luego se llegue al acuerdo un año más tarde con el único fin de volver a retomar un sillón perdido en las urnas.
Este tipo de juegos de mociones, cuando no están apoyadas en circunstancias ciertas de desgobierno o de deriva del municipio, y solo por el hecho de tener a mano la posibilidad de alcanzar de nuevo el bastón de mando, no son, a mi parecer una buena muestra de hacer política.
No, cuando hemos estado lamentando también en Canarias que no se haya dejado gobernar a la lista socialista, la más votada.
Algo debería haber dicho la Ejecutiva Federal. Dede luego no creo que haya sido una buena decisión.
El problema es que ese concejal concurrió a las elecciones, por lo que he podido leer, con un programa electoral que ahora va a cambiar para dar su apoyo al nuevo alcalde del PSOE, Juan José Martín.
Si esto es así, los socialistas de Pinto, y por extensión los socialistas madrileños, ya que se contaba con la presencia y por tanto con el apoyo del Secretario General de Madrid, Tomás Gomez, no deberían haber aceptado este juego que en apariencia tiene visos poco claros.
No podemos haber estado lamentando las consecuencias del Tamayazo en las elecciones regionales madrileñas, que dio el gobierno a Esperanza Aguirre cuando Rafael Simancas, con el apoyo de Izquierda Unida tenía la mayoría absoluta, y ahora, utilizar el voto de lo más parecido a un transfuga para desbancar de la alcaldía a la lista más votada en la localidad.
Este mismo año, en Loeches, municipio madrileño también, aunque de menor importancia, se consumó también una moción de censura al alcalde del Partido Popular, Antonio Notario, que gobernaba en minoría debido a que PSOE e IU no habían sido capces de alcanzar un acuerdo de gobierno.
No puede ser que no habiendo alcanzado un consenso de políticas comunes para gobernar, luego se llegue al acuerdo un año más tarde con el único fin de volver a retomar un sillón perdido en las urnas.
Este tipo de juegos de mociones, cuando no están apoyadas en circunstancias ciertas de desgobierno o de deriva del municipio, y solo por el hecho de tener a mano la posibilidad de alcanzar de nuevo el bastón de mando, no son, a mi parecer una buena muestra de hacer política.
No, cuando hemos estado lamentando también en Canarias que no se haya dejado gobernar a la lista socialista, la más votada.
Algo debería haber dicho la Ejecutiva Federal. Dede luego no creo que haya sido una buena decisión.
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