Hoy leo una noticia en la que jóvenes científicos españoles que deben estar desarrollando su labor investigadora en el extranjero han visto con gran preocupación como los programas Consolider y Cenit van a sufrir una congelación de cara al 2009 debido a la coyuntura económica.
Estas manifestaciones las han realizado entre otros Daniel Lucas, de unos treinta años y que investiga nuevas terapias con células madre en la Escuela de Medicina del Monte Sinaí, en Nueva York y ha dicho que la paralización de estos programas “asusta y mucho”, que añade que “si recortan los fondos a los grupos que el propio Ministerio denomina líderes, ¿qué harán entonces con los jóvenes investigadores?”
Se muestra también escéptico sobre el propósito de querer situar a la Universidad española entre las 10 primeras para el 2015. Objetivo que fue presentado por Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación, que cuenta con una página donde todo el mundo podemos participar con la propuesta de ideas de cómo podemos mejorar la Universidad española.
Para lograr alcanzar el éxito en ese ambicioso y necesario objetivo, debe trabajarse en el desarrollo de medidas y políticas de mejora de la calidad de la enseñanza de nuestras universidades, de tal manera que se reduzca la distancia existente respecto a las universidades de primer orden a nivel mundial. Debe trabajarse en Campus y en Universidades con proyectos académicos claros y de largo recorrido. No podemos pretender que deben estar todas las carreras en todas las comunidades y en casi todas las provincias. Deben mantenerse todos los puntos positivos existentes ya en nuestra enseñanza universitaria, que hacen que en buena parte de las titulaciones actuales, los profesionales que salen de ellas tengan un reconocido prestigio fuera de España, reforzándose aquellos aspectos que hacen que no aparezcan universidades españolas en los primeros puestos entre las de mayor prestigio internacional. El Proceso de Bolonia, para la convergencia hacia un espacio europeo de enseñanza, corrigiendo los fallos que pueda presentar, debe ser una oportunidad para que la Universidad española salga reforzada hacia un futuro en el que debe ser piedra angular de los éxitos que puedan alcanzarse en otros retos importantes que se nos plantean ya en este joven siglo XXI.
Dentro de la misma noticia que cito al inicio, aparecían también unos datos que daban la justa medida del esfuerzo que el gobierno Socialista realizó durante toda la legislatura pasada para reducir de manera drástica la diferencia que arrastrábamos con otros países de referencia en Ciencia e Investigación y a los que además reforzábamos con nuestros talentos debido a la falta de posibilidades de recursos y de proyección que había en España. Desde 2004 prácticamente se triplicó el gasto público.
Dentro del plan especial de estimulo a la economía y al empleo se destinarán además 500 millones de euros extraordinarios para I+D+i.
Y como dato importante también está que ha crecido un 13,7%, según el Instituto Nacional de Estadística, la inversión empresarial en investigación, desarrollo e innovación.
Dentro de esas declaraciones recogidas ayer lunes, a lo largo de un acto organizado por el Centro Nacional de Biotecnología en Madrid, Cristina Grande, que ha estado en la Universidad de California hasta este año, decía que las fundaciones estadounidenses dan tanto dinero que los recortes públicos apenas afectan. Eso hace que el crecimiento de la aportación privada en España sea un dato que debe destacarse y debe seguir buscándose.
Una sociedad del Siglo XXI, que quiere liderar su futuro y conseguir avances en sus modelos tradicionales de desarrollo, hacia los nuevos modelos en los que la ciencia y la innovación deben ser una parte fundamental, debe trabajar en el fomento de políticas e iniciativas que hagan posible la permanencia y desarrollo de los talentos surgidos en nuestro país, de tal manera que puedan desarrollar sus ideas e iniciativas en un entorno atractivo y motivador. Hasta ahora, las personas que tenían inquietudes y aptitudes más allá de lo que aquí podían desarrollar debían salir de nuestro territorio en busca de la formación y del entorno donde se posibilitaba el desarrollo de todas sus capacidades. Capacidades que generaban un valor añadido que quedaba en el exterior.
Si conseguimos generar un entorno atractivo fruto del acuerdo de las distintos partes implicadas (administraciones públicas, universidades y empresas), las personas con capacidades en materia de investigación, innovación y desarrollo científico y tecnológico, podrán ver que este es el país ideal para desarrollar sus iniciativas, generándose de tal manera un circulo virtuoso, en el que se podrá llegar a pasar de país exportador de talentos a país desarrollador de talentos, que a su vez generarán valor añadido con sus trabajos e investigaciones y que podrán llegar a atraer a nuestro país a nuevos talentos de otros lugares.
Estas manifestaciones las han realizado entre otros Daniel Lucas, de unos treinta años y que investiga nuevas terapias con células madre en la Escuela de Medicina del Monte Sinaí, en Nueva York y ha dicho que la paralización de estos programas “asusta y mucho”, que añade que “si recortan los fondos a los grupos que el propio Ministerio denomina líderes, ¿qué harán entonces con los jóvenes investigadores?”
Se muestra también escéptico sobre el propósito de querer situar a la Universidad española entre las 10 primeras para el 2015. Objetivo que fue presentado por Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación, que cuenta con una página donde todo el mundo podemos participar con la propuesta de ideas de cómo podemos mejorar la Universidad española.
Para lograr alcanzar el éxito en ese ambicioso y necesario objetivo, debe trabajarse en el desarrollo de medidas y políticas de mejora de la calidad de la enseñanza de nuestras universidades, de tal manera que se reduzca la distancia existente respecto a las universidades de primer orden a nivel mundial. Debe trabajarse en Campus y en Universidades con proyectos académicos claros y de largo recorrido. No podemos pretender que deben estar todas las carreras en todas las comunidades y en casi todas las provincias. Deben mantenerse todos los puntos positivos existentes ya en nuestra enseñanza universitaria, que hacen que en buena parte de las titulaciones actuales, los profesionales que salen de ellas tengan un reconocido prestigio fuera de España, reforzándose aquellos aspectos que hacen que no aparezcan universidades españolas en los primeros puestos entre las de mayor prestigio internacional. El Proceso de Bolonia, para la convergencia hacia un espacio europeo de enseñanza, corrigiendo los fallos que pueda presentar, debe ser una oportunidad para que la Universidad española salga reforzada hacia un futuro en el que debe ser piedra angular de los éxitos que puedan alcanzarse en otros retos importantes que se nos plantean ya en este joven siglo XXI.
Dentro de la misma noticia que cito al inicio, aparecían también unos datos que daban la justa medida del esfuerzo que el gobierno Socialista realizó durante toda la legislatura pasada para reducir de manera drástica la diferencia que arrastrábamos con otros países de referencia en Ciencia e Investigación y a los que además reforzábamos con nuestros talentos debido a la falta de posibilidades de recursos y de proyección que había en España. Desde 2004 prácticamente se triplicó el gasto público.
Dentro del plan especial de estimulo a la economía y al empleo se destinarán además 500 millones de euros extraordinarios para I+D+i.
Y como dato importante también está que ha crecido un 13,7%, según el Instituto Nacional de Estadística, la inversión empresarial en investigación, desarrollo e innovación.
Dentro de esas declaraciones recogidas ayer lunes, a lo largo de un acto organizado por el Centro Nacional de Biotecnología en Madrid, Cristina Grande, que ha estado en la Universidad de California hasta este año, decía que las fundaciones estadounidenses dan tanto dinero que los recortes públicos apenas afectan. Eso hace que el crecimiento de la aportación privada en España sea un dato que debe destacarse y debe seguir buscándose.
Una sociedad del Siglo XXI, que quiere liderar su futuro y conseguir avances en sus modelos tradicionales de desarrollo, hacia los nuevos modelos en los que la ciencia y la innovación deben ser una parte fundamental, debe trabajar en el fomento de políticas e iniciativas que hagan posible la permanencia y desarrollo de los talentos surgidos en nuestro país, de tal manera que puedan desarrollar sus ideas e iniciativas en un entorno atractivo y motivador. Hasta ahora, las personas que tenían inquietudes y aptitudes más allá de lo que aquí podían desarrollar debían salir de nuestro territorio en busca de la formación y del entorno donde se posibilitaba el desarrollo de todas sus capacidades. Capacidades que generaban un valor añadido que quedaba en el exterior.
Si conseguimos generar un entorno atractivo fruto del acuerdo de las distintos partes implicadas (administraciones públicas, universidades y empresas), las personas con capacidades en materia de investigación, innovación y desarrollo científico y tecnológico, podrán ver que este es el país ideal para desarrollar sus iniciativas, generándose de tal manera un circulo virtuoso, en el que se podrá llegar a pasar de país exportador de talentos a país desarrollador de talentos, que a su vez generarán valor añadido con sus trabajos e investigaciones y que podrán llegar a atraer a nuestro país a nuevos talentos de otros lugares.
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