Hoy escuchando en el coche la tertulia de Onda Cero sobre las nueve menos cuarto, iban hablando de la confianza de los consumidores y de la garantía de los depósitos bancarios en España.
En una de estas ha comentado Lucía Mendez, que cuando se dice por parte del gobierno que los depósitos de los ahorradores españoles no corren peligro, lo que le resulta raro es que no haya colas en las puertas de los bancos para retirarlos.
A esto, por detrás Arcadi Espada, mordaz, ha comentado que por fin los consumidores han aprendido a desconfiar de los medios de comunicación.
Y es que yo estoy con él. Resulta que se critica al gobierno cuando no sale a decir algo que asegure la confianza de los ciudadanos y también se les critica cuando lo hacen porque tampoco les parece bien como lo dicen. O como dijo Rajoy el pasado sábado en la XIII Unión Intermunicipal Popular en Vitoria: "¡Qué haga algo!(...)que transmita un mensaje de esperanza a la sociedad", después de que no ha parado de alimentar y enviar mensajes negativos sobre la economía española, en lugar de demostrar que realmente es un hombre de estado y un estadista de altura proponiendo medidas y sentándose a trabajar para que la situación de la falta de confianza no aumente.
Si ante la polémica de los depósitos en Europa, en España no se hubiera dicho que no había problema, ¿no se hubiera dicho que el silencio estaba alimentando la desconfianza?
Y lo que me ha parecido ya de espacio de humor es cuando esta misma participante de la tertulia del programa de Carlos Herrera, ha manifestado que las declaraciones de Botín diciendo que no tiene nadie que temer por sus depósitos en España, si que le daban confianza y que para un ciudadano es "como cien veces más creíble" lo que diga alguien como Botín que lo que diga su gobierno.
¿Se imagina alguien que pueda decir un banquero que los depósitos en España no están garantizados? ¿Qué ocurriría al minuto siguiente en sus oficinas? El colapso, la quiebra casi segura de su banco aunque se trate del más fuerte.
Lo que si que alimenta la desconfianza es la constante presencia de la crisis a todas las horas del día, porque añade un factor psicológico y de pánico a las sin duda difíciles condiciones de la economía mundial y nacional. Porque no olvidemos que aquí, a la coyuntura financiera mundial se ha unido el inicio de la caída del sector de la construcción.
En una de estas ha comentado Lucía Mendez, que cuando se dice por parte del gobierno que los depósitos de los ahorradores españoles no corren peligro, lo que le resulta raro es que no haya colas en las puertas de los bancos para retirarlos.
A esto, por detrás Arcadi Espada, mordaz, ha comentado que por fin los consumidores han aprendido a desconfiar de los medios de comunicación.
Y es que yo estoy con él. Resulta que se critica al gobierno cuando no sale a decir algo que asegure la confianza de los ciudadanos y también se les critica cuando lo hacen porque tampoco les parece bien como lo dicen. O como dijo Rajoy el pasado sábado en la XIII Unión Intermunicipal Popular en Vitoria: "¡Qué haga algo!(...)que transmita un mensaje de esperanza a la sociedad", después de que no ha parado de alimentar y enviar mensajes negativos sobre la economía española, en lugar de demostrar que realmente es un hombre de estado y un estadista de altura proponiendo medidas y sentándose a trabajar para que la situación de la falta de confianza no aumente.
Si ante la polémica de los depósitos en Europa, en España no se hubiera dicho que no había problema, ¿no se hubiera dicho que el silencio estaba alimentando la desconfianza?
Y lo que me ha parecido ya de espacio de humor es cuando esta misma participante de la tertulia del programa de Carlos Herrera, ha manifestado que las declaraciones de Botín diciendo que no tiene nadie que temer por sus depósitos en España, si que le daban confianza y que para un ciudadano es "como cien veces más creíble" lo que diga alguien como Botín que lo que diga su gobierno.
¿Se imagina alguien que pueda decir un banquero que los depósitos en España no están garantizados? ¿Qué ocurriría al minuto siguiente en sus oficinas? El colapso, la quiebra casi segura de su banco aunque se trate del más fuerte.
Lo que si que alimenta la desconfianza es la constante presencia de la crisis a todas las horas del día, porque añade un factor psicológico y de pánico a las sin duda difíciles condiciones de la economía mundial y nacional. Porque no olvidemos que aquí, a la coyuntura financiera mundial se ha unido el inicio de la caída del sector de la construcción.
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