Este fin de semana se ha celebrado el XI Congreso de Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Congreso, que ha dejado algunas perlas que ya he comentado en la primera entrada de hoy.
Pero las declaraciones de Pablo Casado, que ha sido reelegido Presidente de NN.GG., son clarificadoras, por lo menos, de lo que es la línea del Partido Popular en Madrid, marcada por Esperanza Aguirre, y seguida de manera clara por lo que es la cuna de los futuros lideres del partido.
Propone, como línea a seguir, "la flexibilización del mercado laboral como método de crear empleo frente a la regulación del salario mínimo", según ellos, esta regulación "provoca inflación y crea paro". Añadió que, "No pedimos salarios mínimos, pedimo salarios máximos."
Sobre los Servicios públicos de Madrid dijo "qué están a la cabeza de Europa".
Pero lo que me interesa es la parte de los salarios mínimos y la inflación. La semana pasada desde Cepyme-Aragón pedían medidas similares, me refiero a la flexibilización del mercado laboral, pero ellos no matizaban a que se referían de manera concreta, aunque imagino que al acompañar la medida de una petición de rebaja de impuestos, a lo que se referían era a un abaratamiento del despido.
(Viñeta de El Roto de Diciembre de 2007, en El País)
Siempre se plantea la flexibilidad como medida para el sostenimiento de las empresas y para la creación de empleo. Lo que parece evidente, por esta asociación, es que se crearía empleo si fuera fácil suprimirlo en caso de que no se necesite al trabajador contratado.
Por lo que en otros lugares de Europa ocurre, parece que el camino hacia unas condiciones de cierta flexibilidad laboral son caminos iniciados que no tienen ya retorno, y que aquí debemos empezar a plantearnos que será complicado que iniciemos nuestra vida en un lugar y con un trabajo y la acabemos en el mismo lugar o en el mismo trabajo y que eso no tiene porque ser necesariamente negativo. Pero la posible perdida del empleo fruto de esa flexibilidad para el despido o la extinción del puesto, debe ir acompañado de medidas de reciclaje formativo, de políticas activas de mejora de capacitación profesional, para que realmente quien ha perdido un empleo regrese al mercado laboral con mayores posibilidades de recuperar un puesto similar e incluso mejorarlo. Lo que ya parece que no volverá son esas empresas en las que alguien pasaba toda su vida laboral e incluso coindidía con su hijo en la misma.
Lo que no parece un discurso válido es pedir simplemente un abaratamiento de las medidas de contratación, de los costes salariales, de los costes del despido, cuando no se plantean medidas alternativas, sólo medidas beneficiosas para una de las partes. ¿Qué calidad tiene un empleo que se pretende crear sólo bajo la premisa de que sea fácil y barato suprimirlo si es necesario?
¿Qué solvencia tiene un proyecto empresarial que necesita saber primero que es barato despedir para plantearse contratar?
Sobre todo cuando en circunstancias como las actuales, de dificultad general, se demuestra que es relativamente barato y sencillo plantear un ERE y reducir la carga laboral. Y cuando los "dueños" de la mayoría de las empresas están lejos de los lugares de producción o son conglomerados dificilmente identificables y los criterios para mantenerlas o cerrarlas a veces son independientes de su rentabilidad real.
Pero habla también de que suprimiría los salarios mínimos y plantearía máximos. Me gustaría saber si es que le parece un abuso que se plantee que alguien como mínimo deba ganar por una jornada completa más de 600 €. Supongo que hablará con el conocimiento de causa de haberse hecho independiente con un salario así y ver que le sobraba para llegar a fin de mes.
Plantea salarios máximos. ¿Planteará esos salarios máximos para los directivos de las empresas, bancos, cajas, consejeros delegados, asesores, consultores, intermediarios bursátiles, abogados, arquitectos, deportistas de élite? ¿planteará un porcentaje máximo de beneficio para las empresas? ¿O sólo un salario máximo para la fuerza obrera?
Digo todo esto teniendo muy clara una enseñanza que aprendí de mi padre, y es que para que yo pueda ganar dinero por mi trabajo, y exigir por él, el empresario debe ganar dinero y resultarle rentable mi trabajo.
Pero ya un tema que parece que tardaba en llegar es el de la asociación de los salarios y de la inflación.
A esto me gustaría incluir un par de frases de una conferencia que dio David Anisi, Catedrático en el Departamento de Economía e Historia Económica de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Salamanca, este pasado Verano, antes de fallecer en Septiembre y a la que llegué por que está colgada en su página personal.
"La revolución conservadora, con los hitos de Reagan y Tatcher a la cabeza, no sólo uso el desempleo para reducir la inflación y reducir la participación de los salarios en el PIB, sino que plantearon, para tener éxito, una lucha frontal con los sindicatos."
Y en su conclusión: "Parece que en los ochenta, no sólo se usa la tasa de desempleo como elemento de control de la inflación y de la participación de los salarios en el PIB, sino que tal proceso estuvo acompañado de un retroceso del poder sindical a partir de 1980 que permitió o mejoró la efectividad de esas actuaciones."
Propone, como línea a seguir, "la flexibilización del mercado laboral como método de crear empleo frente a la regulación del salario mínimo", según ellos, esta regulación "provoca inflación y crea paro". Añadió que, "No pedimos salarios mínimos, pedimo salarios máximos."
Sobre los Servicios públicos de Madrid dijo "qué están a la cabeza de Europa".
Pero lo que me interesa es la parte de los salarios mínimos y la inflación. La semana pasada desde Cepyme-Aragón pedían medidas similares, me refiero a la flexibilización del mercado laboral, pero ellos no matizaban a que se referían de manera concreta, aunque imagino que al acompañar la medida de una petición de rebaja de impuestos, a lo que se referían era a un abaratamiento del despido.
(Viñeta de El Roto de Diciembre de 2007, en El País)
Siempre se plantea la flexibilidad como medida para el sostenimiento de las empresas y para la creación de empleo. Lo que parece evidente, por esta asociación, es que se crearía empleo si fuera fácil suprimirlo en caso de que no se necesite al trabajador contratado.
Por lo que en otros lugares de Europa ocurre, parece que el camino hacia unas condiciones de cierta flexibilidad laboral son caminos iniciados que no tienen ya retorno, y que aquí debemos empezar a plantearnos que será complicado que iniciemos nuestra vida en un lugar y con un trabajo y la acabemos en el mismo lugar o en el mismo trabajo y que eso no tiene porque ser necesariamente negativo. Pero la posible perdida del empleo fruto de esa flexibilidad para el despido o la extinción del puesto, debe ir acompañado de medidas de reciclaje formativo, de políticas activas de mejora de capacitación profesional, para que realmente quien ha perdido un empleo regrese al mercado laboral con mayores posibilidades de recuperar un puesto similar e incluso mejorarlo. Lo que ya parece que no volverá son esas empresas en las que alguien pasaba toda su vida laboral e incluso coindidía con su hijo en la misma.
Lo que no parece un discurso válido es pedir simplemente un abaratamiento de las medidas de contratación, de los costes salariales, de los costes del despido, cuando no se plantean medidas alternativas, sólo medidas beneficiosas para una de las partes. ¿Qué calidad tiene un empleo que se pretende crear sólo bajo la premisa de que sea fácil y barato suprimirlo si es necesario?
¿Qué solvencia tiene un proyecto empresarial que necesita saber primero que es barato despedir para plantearse contratar?
Sobre todo cuando en circunstancias como las actuales, de dificultad general, se demuestra que es relativamente barato y sencillo plantear un ERE y reducir la carga laboral. Y cuando los "dueños" de la mayoría de las empresas están lejos de los lugares de producción o son conglomerados dificilmente identificables y los criterios para mantenerlas o cerrarlas a veces son independientes de su rentabilidad real.
Pero habla también de que suprimiría los salarios mínimos y plantearía máximos. Me gustaría saber si es que le parece un abuso que se plantee que alguien como mínimo deba ganar por una jornada completa más de 600 €. Supongo que hablará con el conocimiento de causa de haberse hecho independiente con un salario así y ver que le sobraba para llegar a fin de mes.
Plantea salarios máximos. ¿Planteará esos salarios máximos para los directivos de las empresas, bancos, cajas, consejeros delegados, asesores, consultores, intermediarios bursátiles, abogados, arquitectos, deportistas de élite? ¿planteará un porcentaje máximo de beneficio para las empresas? ¿O sólo un salario máximo para la fuerza obrera?
Digo todo esto teniendo muy clara una enseñanza que aprendí de mi padre, y es que para que yo pueda ganar dinero por mi trabajo, y exigir por él, el empresario debe ganar dinero y resultarle rentable mi trabajo.
Pero ya un tema que parece que tardaba en llegar es el de la asociación de los salarios y de la inflación.
A esto me gustaría incluir un par de frases de una conferencia que dio David Anisi, Catedrático en el Departamento de Economía e Historia Económica de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Salamanca, este pasado Verano, antes de fallecer en Septiembre y a la que llegué por que está colgada en su página personal.
"La revolución conservadora, con los hitos de Reagan y Tatcher a la cabeza, no sólo uso el desempleo para reducir la inflación y reducir la participación de los salarios en el PIB, sino que plantearon, para tener éxito, una lucha frontal con los sindicatos."
Y en su conclusión: "Parece que en los ochenta, no sólo se usa la tasa de desempleo como elemento de control de la inflación y de la participación de los salarios en el PIB, sino que tal proceso estuvo acompañado de un retroceso del poder sindical a partir de 1980 que permitió o mejoró la efectividad de esas actuaciones."
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